Ejercicio de escritura

Él corría y corría, corría tan rápido como una liebre. Corría, corría sin saber a donde. Al final cuando sus fuerzas le fallaron cayó al suelo, en mitad del bosque. No pudo evitar volver a mirar su brazo y con él su tatuaje, tenía un tatuaje que le cubría todo el brazo. Ese tatuaje le hizo rememorar su pasado, una escena de su pasado...

Se encontraba en mitad de un banquete, el era un invitado de gran importancia, como no iba a serlo si era el hermano de la novia. Él nunca había soportado al cretino que su hermana había elegido para casarse, siempre lo había visto un poco raro, aunque ella no lo definía como raro, “no es raro, solo es distinto”, siempre lo defendía ella. Incluso la misa había sido horrible, era un pasaje del génesis. Incluso ahí mientras escuchaba como el sacerdote decía cosas tales como, “Y Dios creó al hombre...” no podía dejar de pensar en el odio que procesaba contra ese individuo, que se atrevía a arrebatarle a lo único que tenía en su vida, su querida hermana. Incluso se tatúo todo el brazo por ella...

Tras el baile de los novios no pudo evitar ver como los recién casado discutían y como el marido de su hermana le levantaba la mano a ésta. No lo podía consentir. Cogió un tenedor de ensalada, o al menos pensaba que era de ensalada y se lo clavó a ese mal nacido en la mano, antes de que volviese a golpear a su hermana. Cuando ésta reacciono entró en cólera con él, no podía creer que su hermano la hubiese abochornado el día de su boda. Y mientras abrazaba a su marido, le abrazó como nunca antes lo había hecho, echaba del salón de actos a su hermano, no quería volver a verle.

El segundo recuerdo que le vino a la mente mientras estaba tendido en el suelo fue el día en el que se hizo el tatuaje. Cuando se quedaron huérfanos solo se tenían el uno al otro, por lo que el día que decidió hacerse un tatuaje ella tenía que estar presente y por supuesto ella eligió el tatuaje, el no estaba muy convencido de la elección de su hermana, pero acabó cediendo. Con los años le acabó encantado, quién habría podido imaginar que era una buena idea después de todo.

Por eso, cuando minutos antes lo llamaron para identificar un cadáver y resulto ser el de su hermana no pudo evitar pensar en otra cosa a parte de huir, huir de esa situación. Huir bien lejos, huir por no afrontar que había dejado sola a su hermana en sus últimos años de vida, habiéndola dejado sola ante ese monstruo que era su marido y que acabó suicidándose tras acabar con la vida de la única persona que tenía en el mundo.

Y tirado en el suelo sin mas lágrimas que que llorar perdió la esperanza en recuperar a su hermana, la esperanza es lo último que se pierde, y para él su esperanza murió junto a su hermana.